Aquí en Villanueva de la Vera tenemos la inmensa suerte de vivir a solamente 9 km de un dormidero de grullas, en el pantano de Rosarito. Entre octubre y febrero el número que entra cada noche es muy variable, pero alguna vez ha llegado a 6000. Cuando pasan por encima, contra la Sierra de Gredos nevada, es un espectáculo de luz y sonido que nos encanta ver, muchas veces cada invierno. Lo malo es que, a pesar de ser ZEPA esta sufre muchas molestias, sobre todo de pescadores y vehículos. Anoche fuimos y la entrada fue flojilla (1000). Esperemos que sea cosa puntual y no por las molestias que sufren.
Grulla sobrevolando mi cabeza
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