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jueves, 24 de abril de 2014

POR LOS LLANOS DE CÁCERES

LLANOS DE CÁCERES
Amaneció el día con carracas posadas en los cables emitiendo el reclamo que les da su nombre. Nunca es un mal comienzo. La luz, sin embargo, era nefasta así que disfrutamos de ellas sin intentar sacar fotos.
Estamos en Santa Marta de Magasca, a una hora y media de nuestra casa en La Vera. Por lo menos una vez al año cada primavera cambiamos las aves forestales de aquí arriba por las “esteparias” allí abajo.
En la Vera por ejemplo, poquísimas veces se ven o se oyen mochuelos. En los llanos de Cáceres son muy comunes y vimos esta simpática pareja mirándonos en estilo “arriba abajo”.


La banda sonora en este ambiente la ponen, sobre todo, la calandria cantando incansablemente arriba y el triguero abajo en los postes y vallas.


Dicen en Inglaterra que su cantando se parece a un juego de llaves agitadas más y más rápido, y aquí lo vemos en plena actuación.


A veces entre el barullo de calandrías, trigueros y cogujadas se oye un zipzipzipzip de un ave pequeñísimo casi invisible en el cielo. Es el buitrón (¡nombre más raro por un pajarito tan pequeño!) y cuando baja a la tierra tiene esta pinta:


Muy activas por estas fechas son las colonias de aguiluchos cenizos, con espectaculares vuelos nupciales incluidos, y me entretuve con ellos buen rato, sobre todo los bonitos machos.




En la próxima se ve muy bien la línea negra que cruza las alas y que distinguen esta especie del aguilucho pálido:


Entre vuelo nupcial y vuelo nupcial hay que comer y a este individuo le parece haber llamado la atención algo apetecible abajo en la hierba


Rumbo a casa paramos en Almaraz en búsqueda de las primera Ophrys apifera. No hubo suerte pero si vimos algunas de las últimas Ophrys scolopax



y, una especie nueva para nosotros, la bonita Serapias parviflora.


Y así volvemos a casa donde la banda sonora vuelve a ser los magníficos ruiseñores, oropéndolas y otras aves forestales de por aquí, ¡como cambiar la sintonía de la radio!




English translation of the text

LLANOS DE CÁCERES

The day dawned with stunning Rollers perched up on the wires and occasionally launching into their spectacular display flights. Never a bad start to any day. Unfortunately the light was dismal so we enjoyed the views without trying to take photos.

The scene is Santa Marta de Magasca in the low grassland plains called Llanos de Cáceres, about one-and-a-half hour’s drive from our house in en La Vera. At least once a year we like to swap the woodland birds up here in the mid mountains for the grassland species down below.

In La Vera, for example, Little Owls are thin on the ground. In the Llanos de Cáceres they’re abundant and we saw this fetching pair watching us in “upstairs-downstairs” fashion.

The soundtrack down here in the plains is mainly the Calandra Larks hammering away in typical lark fashion up in the sky and the Corn Buntings jangling away on the fences and posts down below. Its song is often likened to a shaken bunch of keys and in the second photo we see it mid jangle. Amidst the wonderful din of Calandras and Corn Buntings you sometimes here a repetitive zip zip zip up in the sky from the diminutive Fan Tailed Warbler, photographed here on one of its rest stops.

The colony of Montagu’s Harriers is very active this time of year, with their plunging display flights and incessant calls. I spent some time photographing them, especially the smart males.

On the way back home we stopped off at our local orchid site in search of Ophrys apifera. We lucked out in terms of Bee Orchid but we did see the last Woodcock Orchids of the year Ophrys scolopax, plus a new species of tongue orchid for us, the lovely Serapias parviflora.

And from there, back to La Vera where the soundtrack returns to the magnificent Nightingales and Golden Orioles, just like changing the station on the radio dial!

 

 

 

domingo, 21 de abril de 2013

CARRACAS A TOPE

Una de las mejores cosas de nuestra casa aquí en Vilanueva de la Vera es su situación estratégica, tan cerca a tantos diferentes tipos de aves. Alrededor de la casa hay un sinfín de ruiseñores, oropéndolas y otras aves forestales, todas cantando a tope ahora mismo. Detrás de la casa tenemos las especies de alta montaña como pechiazul, roquero rojo, etc. Debajo de la casa, al otro lado de las magníficas dehesas de Campo Arañuelo, tenemos los llanos de Cáceres y Trujillo con sus aves esteparias.
Este finde han tocado esteparias. Después de tanta lluvia en marzo los prados se han puesto espectaculares esta primavera.
La banda sonora la ponen sobre todo dos aves marrones: el triguero, que canta siempre posado . . .

. . . y la incansable Calandria, que canta en el aire. Aquí la vemos en uno de sus pocos descansos entre sus actuaciones casi continuas. . . .

De aves de presa el día iba sobrado, con águilas calzadas, culebreras y perdiceras. En cuanto a esta última especie tuvimos la inmensa alegría de ver por lo menos un pollo en un nido que conocemos, que no ha tenido demasiado éxito últimamente.  Por supuesto no nos acercamos los suficiente como para hacer fotos pero sí, en una luz estupenda, vimos por el telescopio los dos adultos volando y posados al lado del nido. Tres aves de presa que sí pudimos fotografiar fueron este buitre leonado . . .

. . . este mochuelito en su cada nido un poco destartalada  . . .

. . . y esta hembra del más típicamente estepario cernícalo primilla . . . .

De esteparias no vimos sisón ni ortega pero si un grupo grande (c.. 50) de gangas, reclamando mucho, y 6 avutardas machos bien guapos pavoneandose con el pecho abultado y cola en abanico. También  nos pasaron volando bastantes individuos, como éste que iba a ras de las praderas floridas.

Pero el ave que siempre buscamos con más ahínco en este hábitat es la carraca. Ayer vimos 18 individuos y las tuvimos siempre a la vista durante 2 horas y media. Es un pájaro alucinante tanto de espaldas. . . .

 . . . como de frente . . .

Son muy peleonas y vimos bastantes escaramuzas entre carraca y grajilla y entre las carracas mismas.

Pero si este ave es ya de por si bella posada, con un azul como de una piscina iluminada desde debajo del agua . . . .

. . . cuando vuela ¡madre mía! . . .



Todos los azules del cielo y del mar atesorados en un solo cuerpo. Verla tan bien como la vimos ayer siempre es una de los regalos más bellos de cada primavera.