El tema de esta entrada es el de aves lejos de sus “casas” y nosotros también solemos mudarnos de casa por estas fechas para pasar algunos días en la costa de Asturias.Todos los años esto supone un viaje al norte para ver las aves que han venido al sur. En este otoño/invierno tan frío y seco en Extremadura también ha supuesto un poco de “inversión térmica” cambiando los gélidos y escarchados campos de la Vera por los prados más suaves y abrumados de Arriondas. A medio día 15 grados hacía y se agradecía.
Asomándonos al mar por primera vez este año, una de las primeras aves que vimos no era un gran viajero, la verdad, pero sí un gran pescador, el cormorán, capaz de distender su cuello y tragar una presa sorprendentemente grande, como vemos en esta foto suya dando buena cuenta de un moil.
Este le habrá valido un descanso de un par de horas de sus tareas de pesca se supone, seguramente para salir y secarse las alas como veremos con otro individuo más adelante.
El primer gran viajero del día ha sido un arao, un ave que hemos visto criando por miles en los acantilados alucinantes de las islas de Shetlands y Noruega y que aquí vemos descansando tranquilamente en el puerto de Lastres
Luego pasamos por Gijón para ver las dos estrellas de las últimas semanas, las gaviotas de delaware y el “piquicorto del parque”. Primero a la playa, pues, donde vimos los simpáticos inquilinos de las rocas de siempre, el vuelvepiedras:
. . . y los correlimos oscuros:
Como siempre con estas dos criaturas, mucha de la fascinación de verlas reside en imaginar dónde habrán criado parar terminar aquí en la “sureña” (todo es relativo) playa de Gijón.
Otro ave que casi nunca falla en esta playa es la garceta común, y en esta foto vemos su mirada de matador mientas parece apuntar con todo su pico para fusilar a su presa de turno.
Enseguida encontramos dos adultos de gaviota de delaware. Primero las vimos con las otras especies de gaviota de la playa más comunes, para tener una idea de su tamaño:
Aquí están las dos juntas:
. . . y finalmente sola:
Buen viaje se han pegado también estas gaviotas para pasar el invierno aquí con nosotros en Asturias.
Para cuando habíamos llegado al Parque de Gijón una de ellas había llegado antes y ya estaba volando por encima de los charcos y azulones:
Entre la colección de aves con alas cortadas del parque casi siempre hay algunas aves salvajes que llegan a ser algo más confiadas por contagio. En este caso eran unos machos de pato cuchara, ya no en eclipse pero todavía con algo de vistosidad que recuperar antes de llegar a sus galas de criar.
Además de por ser grandes pescadores los cormoranes son famosos por no producir el suficiente aceite para impregnar sus plumas y hacerlas impermeables. Esto significa que de vez en cuando tienen que salir del agua y estirar sus alas para secarse, como vemos a uno haciendo aquí al lado de un charco del parque.Comparando la anchura de su cuello en esta foto con la otra en la que engullía el pez, nos dimos cuenta de la elasticidad de sus músculos y entendemos cómo los chinos de antaño podían sacar tanto provecho de esta ave, poniendo un anillo en el cuello para que pudiera atrapar los peces pero no tragarlos.
Y al final dimos con el ánsar piquicorto, algo más alejado que lo han disfrutado algunos pero aun así mucho más cerca de lo que se suelen ver metidos en los distantes y desconfiados bandos de ánsares comunes de nuestros campos.
En el caso particular de este piquicorto del parque es difícil imaginar un contraste más extremo que los agrestes, despoblados páramos de Islandia donde habrá nacido, rodeado de volcanes y geiseres, y los bien cuidados jardines de este parque urbano,rodeado por sus congéneres medio domesticados pidiendo pan a los paseantes.
ENGLISH TRANSLATION OF THE TEXT
FAR FROM HOME
The theme of this blog post is birds far from home and we ourselves usually move house at this time of year to spend a few days on the coast of Asturias in the north of Spain. Every year this means a northwards journey to see some of the birds that have come south to winter in Spain. In this particular autumn/winter, so cold and dry in dry in Extremadura, the northwards shift, paradoxically, meant swapping the frost-encrusted fields of la Vera for the mild, mist-shrouded meadows of Arriondas. A very pleasant 15 degrees at midday.
Our first glance of the sea this year turned up a bird that is not a great traveller, if truth be told, but certainly one of the best “fishermen”. In this photo we see just how much the Cormorant is able to stretch its neck snakelike to swallow surprisingly large fish. This must have earned him a few hour off fishing duties, I would imagine, almost certainly to leave the water and spread its wings to dry, as we will see in a later photo of another Cormorant.
Our first great traveller of the day was a Guillemot, a bird we’ve seen in thousands-strong colonies in the Shetlands and Norway and here we see floating calmly in Lastres Marina.
Next to Gijón, to see the two star turns of recent weeks, the Ring-Billed Gulls and the “ Pinkfoot of the Park”. On Gijón beach we saw the fetching rock dwellers that always hang about there, the Turnstone and the Purple Sandpiper. As always when watching these two waders this time of year, much of the fascination stems from imagining in which distant tundra they bred before flying to this southern (everything is relative) beach of Gijón.
Another bird that almost never fails to turn up on this beach is the Little Egret, whom we here see, beady eyed, using its long beak as sight finder before lashing out at its target.
We soon found two adult Ring-Billed Gulls. The various photos show them sitting alongside other gull species for size comparison, then the two together and finally each solo. A fair old journey these two have also made to end up here with us in Asturias.
By the time we got to Gijón park one of the Adult-Ringed Gulls had beat us to it and was now flying over the ponds and mallards of the park.
Among the park’s collection of clip-winged waterfowl there are always a few wild ducks that have become a bit tamer by contagion. In this case they were two drake Shovelers, no longer in eclipse but still with some lustre to recoup before coming into their full, splendid breeding plumage.
As well as being fishing experts Cormorants are also famous for lacking the oiling gland of other waterbirds; this means they have to hang their wings out to dry between immersions, which we see one doing here beside one of the lakes of the park. Comparing the width of its neck here and in the fish-gobbling photo above shows just how elastic its muscles are and explains how the Chinese of yore managed to harvest so many fish by putting a ring on the Cormorant’s neck to stop it swallowing the fish it caught.
And finally we found the Pink-Footed Goose, somewhat more distant than other observers have enjoyed it lately but still much closer than we usually see them among the shy, far-off flocks of wintering Greylags.
In the particular case of this Pinkfoot of the Park it really is difficult to imagine a starker contrast than the wild, unpeopled moors of Iceland where it was born, surrounded by volcanoes and geysers, and the well-kept lawns of this town park, surrounded by waddling, bread- begging cousins and strolling passers-by.