sábado, 26 de enero de 2013

¡AMPELIS A 40Km DE NUESTRA CASA!





Pero tienen una historia estos 40 km porque para recorrerlos tardamos 2 horas y media y
nos pegamos un viaje de 150 km por carretera. Pero nuestro GPS nos dijo que los ampelis
de Bejar estaban a solamente 40 km de nuestro hogar en línea recta, así que no pudimos
resistirnos al reto de verlos tan “cerca” a nosotros.
Con instrucciones excelentes de nuestra amiga Eva Palacios, llegamos al sitio a los ocho y
tuvimos que esperar hora y media con otro amigo y verato Javier Gayo antes de ver a la
pareja por fin en un chopo.


Los dueños de la finca donde están, súper simpáticos, nos invitaron a entrar y verlos
algo mejor, intentando mientras tanto fotografiarlos ellos mismos. ¡Qué gozada
encontrarnos con gente de tanta cortesía y decencia humana en vez de los que te ladran
cada vez que te ven al borde de sus feudos! “Estáis en vuestra casa”, nos dijeron,
“quedaros el tiempo que queráis”. Chapeau a esta gente, la verdad, porque creo que sin
su simpatía no los habríamos visto, ¡Fue el dueño quien nos mostró dónde estaban!.
Así que pudimos disfrutar de este bellezón algo más cerca para ver todos los detalles
alucinantes de su plumaje, incluso la mancha de ala roja como de plastilina que les da
el nombre de (Waxwing) “ala de cera” en inglés.









En esta última foto, algo más lejos, también se ven las infracobertoras caudales rojizas
tan bonitas que tienen.

Es un pájaro que bien merece recorrer 40 k en 2 horas y media.

¡Muchas gracias Eva!

sábado, 19 de enero de 2013

PATAGONIA Y TIERRA DEL FUEGO VII: ¡¡PINGÜINO REY!!

Una persona antes y después de ver esto . . .


. . . nunca vuelve a ser la misma.

Ya ha visto una de las cosas más bonitas que nuestro planeta nos brinda. Los juegos de colores grises plateados, negros, blancos, amarillos y naranjas, sus posturas andando como borrachos o tumbados como vagos, sus cantos nupciales, las carantoñas y caricias entre las parejas, la paciencia estoica con la que se quedan quietos horas enteras con los huevos protegidos sobre los pies y debajo de sus plumas, la manera tan graciosa de entrar y salir del agua . . . todo esto pudimos disfrutar durante horas en la colonia de pingüinos rey de Bahía Inútil en Tierra de Fuego. Habrá otras experiencias de semejante belleza pero se contarán en los dedos de una mano.

Vayamos por partes. Los huevos. La colonia es nueva y todavía no han sacado  pollos. El único pollo del año pasado murió. Este año, como se ve en esta foto, parece que hay unas 12-14 aves incubando, así que con suerte salen adelante los primeros pollos de esta colonia.


Dejan los huevos al descubierto muy poco, pero sí vislumbramos uno, grande, redondo, blanco y lleno de optimismo.

Sus rituales de afianzamiento de pareja son preciosos. Su reclamo mientras lo hacen nos recordaba del grito del arao, un arrrrggghhhh muy largo como de un madre muy flamenca e histérica que grita a su hijo después de que éste haya suspendido todas las asignaturas este trimestre.. Sus picos los apuntan al cielo, a veces en pareja . . .


. . .  a veces en grupo . . .


 . . . y a veces un solo mientras otros estudian su estilo con algo de displicencia . . .



Este jurado da su veredicto desde algo de distancia . . .



Antes de verlos en el agua, y entrando y saliendo, disfrutamos un poco de las estampas tan bellas que hacen en sus grupos de tamaño variado:
















 


Nos interesaba mucho ver cómo entraban y salían del agua. Primero la entrada. Pues no dista mucho de un bañista en Benidorm. Primero se mojan los pies . . .


. . . y luego van entrando progresivamente mojando más del cuerpo . . .



Luego, cuando se llega a este punto que para el ser humano viene siendo a medio cuerpo, se lanzan de cabeza.


Unos más “lanzados” se lanzan antes:




Y luego hay otros grupitos que tienen ideas diferentes de cuando llega el momento adecuado:


Una vez dentro nadan como enormes álcidos:


En cuanto a salir, salen como pueden, normalmente en tropel . . . 




. . . a veces incluso apoyándose un momento con las alitas . . .


. . . en todo caso el plumaje reluciente con la reciente inmersión.

Este grupo parece estar haciendo esta jugada de “que caiga el más débil”. Quizás es leyenda urbana, o leyenda pingüinera, pero dicen que se amontan al borde del agua, empujandose entre ellos, para que caiga el más débil y por ende el más dispensable para la especie si hay predadores en al agua.

Aquí empujan a ver quien cae . . .



. . . y cae uno con los otros estudiando su sino desde arriba . . .



Terminamos con unos retratos de estas sublimes criaturas . . .



Este individuo parece un poco anoréxico y sus pantalones se están saliendo de sus botas de goma.

Y finalmente como adiós, un trío anadande de espaldas por la playa hacia el mar, con suerte para volver lleno de comida para sus parejas y los primeros pollos.



 Esto ha sido para nosotros una experiencia que te cambia la vida para siempre.