casa aquí en Villanueva de la Vera. Cuando compramos la casa encontramos “trampas”
para estos bichos sembradas por todo el jardín en forma de botes medio llenos
de algún líquido nefasto que les atraía, y donde morían. Estas trampas
las quitamos nada más encontrarlas con los tristes cadáveres dentro, porque a nosotros
nos encanta verlas en la terraza, el garaje e incluso en el salón, con su técnica tan
fascinante de cazar, pareciendo tan lentas, lentas, casi prehistóricas y luego ¡zas! otra
mosca menos en casa.
desde nuestra terraza, el embalse de Valdecañas, a ver si veíamos allí el ánsar
piquicorto localizado hace una semana por nuestros amigos navalmoreños Javi Briz y
Vicen Risco. Pues encontramos a los “encontradores” mismos, y gracias a su ojo vimos
el segundo esmerejón del día, posado tranquilamente en un árbol seco.
El primer esmerejón lo vimos nada más llegar a Valdecaños a media luz, viéndole
acicalarse en una roca a ras de suelo hasta que voló con la primera luz.
Durante toda la mañana había grupos de grullas de un lado a otro, tan bonitas como siempre.
que pudimos disfrutar durante unos 20 minutos pastando en la hierba nueva dentro de un
grupo de unos 300 ánsares comunes. Demasiado lejos para fotografiar pero estupendo
para verlos por telescopio en una luz tan limpia después de las últimas lluvias.
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