Sobre tierra, el único pájaro que canta ahora, muy de vez en
cuando, es el mosquitero ibérico. Las currucas mosquiteras se han callado/ido;
incluso las incansables capirotadas han tirado la toalla. Al amanecer los
mirlos ya hacen la machacona alarma Tic
Tic Tic en vez de la melodía aflautada de antes. El huit del abundantísimo veraneante colirrojo real se ha sustituido
por el reclamo algo parecido del ruiseñor, solamente un migrante por aquí. Otro
veraneante, el papamoscas gris, ha desaparecido, y como por arte de magia todo
lo arbolado ahora está lleno de su primo cerrojillo (¡qué cantidad!). Los
prados ya no son ruidosos con los jóvenes alcaudones pidiendo comida de sus
padres como puertas chirriantes.
En la costa los primeras limícolas buscan espacio entre los
últimos bañistas. Sobre todo los chorlitejos grandes, correlimos tridáctilos y
vuelvepiedras son ágiles no solamente para flirtear con las olas sino también
con las patas de los obesos nadadores en sus trasiegos de arena a agua.
Correlimos común
Los jovencitos chorlitejos grandes se muestran muy confiados
debido a su inexperiencia con los seres humanos dándonos estupendas
oportunidades para sacarles unas bonitas fotos.
Los limícolas siempre están alerta echando un ojo al cielo
por si los peregrinos, gavilanes, etc…A este pobre correlimos tridáctilo supongo
que le habrá atacado un halcón peregrino, pero logró librarse de sus zarpas
aunque se haya quedado con una buena marca de guerra.
Las garcetas comunes también se merecen nuestra atención,
tanto por lo bonitas que son como por su interesante comportamiento a la hora
de pescar.
Primero, un poquito de aseo personal para ponerse a punto.
Luego, se busca un sitio apropiado donde haya muchos
pececitos que llevarse a la boca.
Ahora pasamos a lo importante. Existen distintas técnicas
para la pesca:
La primera es muy relajada, simplemente consiste en remover
el fondo con el pie hasta que salga algún pececillo que coger. En esta foto se
ve las vibraciones en el agua producidas por la pata izquierda.
La segunda es una forma muy rápida que requiere mucha
energía. La garceta se dedica a perseguir corriendo o volando a los pececillos
hasta pillar alguno.
Y al final ¡BINGO!
Todo un lujo, Sammy... Pero no sólo la Pardela sombría sino todo ese repertorio de aves marinas y limícolas que tienes oportunidad de avistar y, en muchos casos, fotografiar tan cerquita de casa.
ResponderEliminarNosotros nos conformamos, por el momento, con la lectura de blog s como el tuyo, que nos ilustran todo aquello que pasa a cierta distancia de nuestra tierra ce campos.
Un saludo desde Pucela.